martes, 9 de noviembre de 2010

Impunidad

Aún bajo los efectos de la confesión de Felipe González, me pregunto por qué ahora. No encuentro explicación (¿irresistible necesidad de reivindicarse?).

Sí constato que los principales beneficiarios de sus declaraciones son aquellos que buscan el empate entre el Estado de Derecho y ETA (empate aparente; victoria de ETA).

A nadie viene mejor que a ellos la pública confesión de quien fue Presidente del Gobierno de España. Era inevitable; ya es parte de su argumentario:
Las palabras de González "constatan la impunidad con la que ha actuado el Estado español"
Parece que el PSOE no tiene remedio. Cierran filas: su actual portavoz, Almunia, Bono...

Sólo consuela algo -poco, es verdad- encontrar a otros tan escandalizados como uno mismo. Entre ellos, Hermann Tertsch:
"Está claro. Fue él quien rompió aquí la brújula moral. Definitivamente, el despotismo ilustrado y cínico del «estadista» fue el nido envenenado para las camadas del despotismo encanallado que nos gobiernan."
Nuestro Estado de Derecho sólo podría recuperar la autoestima si la confesión de González pusiera en marcha los resortes necesarios para restablecer la justicia y neutralizar así el argumento de la impunidad.

Ilusiones vanas.

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