Sosa Wagner, ayer:
"Porque es un hecho que, tras las elecciones de 2008, fue tan clamoroso el dislate resultante del reparto de escaños (hubo dos partidos que, con el mismo número de votos, obtuvieron seis y un escaño respectivamente) ..."
La democracia escoltada, El Mundo
Hay que reformar la ley electoral, sin duda. Pero conviene no confundirse. El clamoroso dislate -aceptando los términos de Sosa Wagner- es muy anterior a marzo de 2008. La necesidad, obscenamente nítida, pudo sentirse mucho antes; bastaba leer.
Año 1993, elecciones generales:
votos escaños PNV 291.448 5 CDS 414.740 0
Otras comparaciones de aquella misma convocatoria son igualmente elocuentes:
votos escaños CC 207.077 4 CDS 414.740 0
...
votos escaños HB 206.876 2 CDS 414.740 0
...
votos escaños ERC 189.632 1 CDS 414.740 0
Hay más, naturalmente. Año 2000:
votos escaños IU 1.263.043 8 CiU 970.421 15
Ni los problemas son nuevos, ni UPyD es la primera víctima del sistema electoral español. El bipartidismo imperfecto, descubierto por Rosa Díez sólo cuando estuvo fuera del PSOE, hunde sus raíces más lejos y entre sus consecuencias se halla la inflación sistemática de la representación de fuerzas locales frente a las nacionales (de España, o sea, generales). Hiperrepresentación que permite plantear hoy como presunta solución el enquistamiento del problema en forma de estado federal (sí, ya sé: cooperativo de intensidad media).
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