domingo, 27 de diciembre de 2009

Un dislate nada nuevo


Sosa Wagner, ayer:
"Porque es un hecho que, tras las elecciones de 2008, fue tan clamoroso el dislate resultante del reparto de escaños (hubo dos partidos que, con el mismo número de votos, obtuvieron seis y un escaño respectivamente) ..."

La democracia escoltada, El Mundo

Hay que reformar la ley electoral, sin duda. Pero conviene no confundirse. El clamoroso dislate -aceptando los términos de Sosa Wagner- es muy anterior a marzo de 2008. La necesidad, obscenamente nítida, pudo sentirse mucho antes; bastaba leer.

Año 1993, elecciones generales:


































votosescaños
PNV291.4485
CDS414.7400



Otras comparaciones de aquella misma convocatoria son igualmente elocuentes:




































votosescaños
CC207.0774
CDS414.7400



...





































votosescaños
HB206.8762
CDS414.7400



...







































votosescaños
ERC189.6321
CDS414.7400



Hay más, naturalmente. Año 2000:


































votosescaños
IU1.263.0438
CiU970.42115



Ni los problemas son nuevos, ni UPyD es la primera víctima del sistema electoral español. El bipartidismo imperfecto, descubierto por Rosa Díez sólo cuando estuvo fuera del PSOE, hunde sus raíces más lejos y entre sus consecuencias se halla la inflación sistemática de la representación de fuerzas locales frente a las nacionales (de España, o sea, generales). Hiperrepresentación que permite plantear hoy como presunta solución el enquistamiento del problema en forma de estado federal (sí, ya sé: cooperativo de intensidad media).


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