jueves, 17 de junio de 2010

Kursaal

Kursaal equivale en mi memoria -para esto no necesito notas- a una foto, vinculada a una ilusión. Eran otros tiempos.


Si es verdad lo que cuenta El Correo que dice Patxi López en una entrevista con María Antonia Iglesias, el presidente del gobierno vasco se refiere a esta foto como «nuestra esquela».

Hoy leo que ayer tuvo lugar en el Kursaal una conferencia a cargo del mediador Currin organizada por la Diputación de Guipúzcoa. Un vistazo en Google me permite confirmarlo: el diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano (del PNV), fue quien, después de la sentencia del Supremo que instaba a colocar la bandera española en la fachada de la institución foral, descubrió en febrero pasado una placa en la que indica que la bandera española ondea allí por imposición.

Distintas crónicas dan cuenta del acto del Kursaal: El Diario Vasco, El País, ABC, Gara...:
... fricciones en ETA-Batasuna, debate interno, proceso de paz "propiamente dicho", causa vasca, solución negociada al conflicto...

Los tópicos de siempre, del todo ineficaces salvo para ETA y quienes comparten sus objetivos, al servicio de los mismos fines: ETA-Batasuna en las instituciones a costa de los impuestos de todos. O lo que es lo mismo, cómo continuar financiando con dinero público a quienes durante años han asesinado, extorsionado y aterrorizado en nombre de la patria vasca.

Muchos hablan de oportunidad, fin de la violencia, opción de ETA-Batasuna por vías exclusívamente políticas, y cosas así. Treinta-cuarenta años escuchando lo mismo: "algo se mueve en ETA y su entorno". Y es verdad, hay movimiento, pero siempre en la misma dirección.

Son, sin embargo, muy pocos los que se expresan con la contundencia de Joseba Arregi:
"...la condena de ETA debe ser política, y reafirmar que los fines por los que ha matado son inaceptables en democracia, que no son metas legítimas aunque pudieran ser legales..."

(El Mundo, 29 de Abril de 2010, vía Mikel Buesa, en su blog)
Es necesario que transcurran AÑOS, muchos años, para que la independencia del País Vasco pueda convertirse en un proyecto político más, defendible como otros. Ni siquiera en el supuesto de que ETA entregara las armas y se rindiera, sería decente hacer tabula rasa y simular normalidad. Son muchas las víctimas y demasiados los testigos. No es razonable que desde los mismos sectores que denuncian la impunidad de los crímenes franquistas -mucho más lejanos-, se reclame el perdón y la reconciliación instantáneos para ETA y los suyos.


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