viernes, 21 de mayo de 2010

Sobre ETA, luces y sombras

Las luces:
"...muy perjudicial resulta la reproducción de un erróneo esquema como el que se traslada desde algunos medios al recurrir a la simplista diferenciación de los integrantes de la banda en una suerte de palomas o posibilistas frente a halcones. Mediante este confuso estereotipo se atribuye a Otegi una hipotética voluntad de poner fin a la violencia que elude un componente decisivo: el líder de Batasuna no contempla un desafío a la cúpula dirigente ni el fin del terrorismo sin contraprestaciones políticas. Por tanto, el reforzamiento de la imagen de Otegi en el que se incurre en ocasiones distorsiona la realidad del movimiento terrorista afectando también negativamente a sus dinámicas internas. Es decir, el impulso a la rehabilitación de Otegi desincentiva la consolidación de voces críticas contra la violencia, estimulando por el contrario la creencia de que la promesa de cese del terrorismo volverá a permitir compensaciones políticas. Esta peligrosa lógica bloquea la tendencia de salida y crítica del terrorismo propiciada por el debilitamiento extremo de ETA."

Rogelio Alonso (ABC)

Las sombras:
"La debilidad del liderazgo en la cúpula de ETA constituye una oportunidad para los dirigentes de su entorno político si es que la quieren aprovechar. Es la oportunidad de intentar convencer a la banda de que deje definitivamente las armas sin esperar nada a cambio o hacerle saber que el camino que hasta este momento han recorrido juntos ha llegado a su final y que ya no les acompañarán en el resto del viaje. Pero eso exige que los dirigentes del entono de ETA no pretendan ser ellos los que negocien y cobren un precio político por el abandono de las armas por parte de la banda. Ese es, en el fondo, el esquema de la estrategia que se ha aprobado en los debates de Batasuna.
[...]
La eficacia policial es la que permite mantener a raya a ETA y la que, al debilitar a la banda, abre la oportunidad a los dirigentes de Batasuna de resolver si quieren hacer política."


Florencio Domínguez (El Correo)

Encuentro desacertado el artículo de Florencio Domínguez hoy. Primero, por suponer que existen nítidas diferencias donde no cabe establecerlas. Han sido necesarios demasiados años (y vidas) hasta alcanzar la certeza de que ETA y Batasuna son aspectos de una misma entidad compleja que hay que derrotar.

Segundo, por la retórica que emplea: según dice, Batasuna tiene "la oportunidad", gracias a la eficacia policial, "de intentar convencer" a ETA del abandono de las armas "sin esperar nada a cambio". Pero "convencer" es, precisamente, una operación del todo innecesaria si, como parece, ETA está débil. Si es verdad que ETA está en las últimas, ¿de qué hay que convencer a sus miembros? Lo que se impone es continuar con la presión y eficacia policiales que tan buenos resultados dan.

Tercero, la última frase del primer párrafo reproducido reconoce que la estrategia de Batasuna consiste en reclamar para sus dirigentes el papel de ser quienes "negocien y cobren un precio político por el abandono de las armas". Es decir, nada de lo apuntado más arriba (abandono de las armas "sin esperar nada a cambio"). Ni ETA ni su entorno político -insisto: dos caras del mismo problema- están por renunciar a negociar el final del terrorismo. Así las cosas, resulta equivocado -como señala Rogelio Alonso- tratar de encontrar en ETA "palomas o posibilistas frente a halcones". Crear expectativas de desmarque sólo contribuye a dar aire a quienes albergan la esperanza de obtener contrapartidas políticas a tantos años de terrorismo. Un buen ejemplo de esto lo constituye la vía representada por Currin, denunciada por el propio Florencio Domínguez hace pocas semanas.

¿Está suficientemente extendida la convicción de que no hay NADA que negociar ni con los que empuñan las pistolas ni con los que les ofrecen cobertura política? Este es -temo- el problema con el que dentro de no mucho tendremos que enfrentarnos.


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