sábado, 4 de diciembre de 2010

Estado de alarma

EXCLUSIVA Cadena SER (todo un clásico en situaciones de crisis):
"Había indicios de que esto podía suceder"
¿Quién afirma tal cosa? ¿Son "tres fuentes de la lucha antiterrorista" como aquella vez?

No, que esas son traicioneras y luego hay que desdecirse pasados seis años.

Ante la negativa a responder preguntas por parte del vicepresidente y portavoz encargado de informar en ruedas de prensa, es la vicepresidenta económica, Elena Salgado, quien da la campanada. Cosas de la era zapatera:




¿Y entonces? ¿De qué valieron los indicios?

España, estado de alarma. Ya es oficial.
Se ha solemnizado lo obvio.




P.S.
Para que nadie dude: los controladores, impresentables.

¿Se imaginan, por ejemplo, que un jueves cualquiera maestros y profesores de primaria, disgustados por sus cuitas laborales, abandonaran sus puestos de trabajo una vez que todos los niños estuvieran depositados en colegios y guarderías?

¿Y médicos y enfermeros dejando solos a enfermos en el hospital?

¿A que harían presión?

2 comentarios:

Al-Karaji dijo...

Dice algún controlador, segun EL Mundo, "no somos ni ladrones, ni chantajistas ni hemos robado y pagamos nuestros impuestos".

Muy mal informado.

Dudo si es quitar su billete a un pasajeros es robar. ¿Y a 300.000?

Pero ni la menor de que son unos chantajistas. De aquella clase de chantajistas que, por larga experiencia, saben que el precio del chantaje es el cobro del rescate. Coste cero. Todo beneficio, pues. No están solos en esa clase. Les acompañan otros especialistas de las líneas aereas y conductores de metro, y, yendo a más en la amenaza, pero no en el método, piratas somalíes, secuestradores en Mali y etarras. Entre otros.

De ahí su horror ante la respuesta del gobierno: "dictadura tercermundista" dice otro controlador, perfectamente desvergonzado. Pero es que es nunca, jamás, podrían haber esperado algo así. Inocentes angelitos de mi corazón.

Y por la otra banda, gubernamental, nervios e imprevisión.

Pero para mí tengo que lo peor son las ficciones de pacto en que cada parte entiende una cosa distinta: nosotros llamamos horas a 60 minutos de curre y vosotros a 60 minutos de lo que sea, pero callemos el matiz (minucia, al fin) y digamos que estamos de acuerdo en 1600 horas.

Es de temer que las dos partes saben que el otro finge asentir. No hay pacto, pues. Simple fingimiento. Cese temporal de las hostilidades o probablemente prolongación de las mismas por otros medios.

Mentira inocente: se mienten, pero no se engañan. Entre ellos, no, pero al respetable, sí. Quizá este engaño sea el objetivo primordial de todo el ejercicio pseudo-negociador.

La historia se repite cansinamente. El ejemplo arquetípico: España nación - Cataluña nación, pero eso sí, sin repercusiones jurídicas.

Lo dicho: angelitos de mi corazón, benditos sean, que nos hacen sentirnos tan vivos, tan cabreados.

Funes Memorioso dijo...

"Es de temer que las dos partes saben que el otro finge asentir. No hay pacto, pues. Simple fingimiento.
[...]
se mienten, pero no se engañan. Entre ellos, no, pero al respetable, sí. "


Cuán razonable lo que señala, Al-Karaji. Las dos partes quizá se guardaron un "ya os enteraréis cuando haya que contabilizar las horas" y, claro, se han enterado ellos... y los demás.

Tan vivos, tan cabreados. Así es.